Más allá de la órbita de Neptuno, en la periferia del Sistema Solar, se encuentra el cinturón de Kuiper, una región rica en cuerpos remanentes de la formación planetaria, como asteroides y objetos transneptunianos. Tradicionalmente, se ha considerado que esta zona se extiende entre 30 y 55 unidades astronómicas del Sol. Sin embargo, dos estudios recientes, publicados en Planetary Science Journal y disponibles en arXiv, sugieren que el cinturón de Kuiper podría tener una extensión y estructura más compleja de lo que se pensaba hasta ahora.
Las nuevas investigaciones indican que el cinturón no es una sola región continua, sino que está compuesto por dos zonas concéntricas de material, separadas por una franja relativamente vacía de objetos. Esta configuración se asemeja a las características observadas en los discos protoplanetarios de sistemas planetarios en formación, lo que podría ofrecer nuevas perspectivas sobre la evolución de nuestro Sistema Solar.
Estas conclusiones provienen de una colaboración entre la misión New Horizons de la NASA y el telescopio Subaru, operado por el Observatorio Astronómico Nacional de Japón (NAOJ). El telescopio Subaru, ubicado en Hawái, ha desempeñado un papel crucial en las observaciones del Sistema Solar exterior, complementando las mediciones de la sonda New Horizons. A través de su cámara de gran campo, el telescopio ha permitido identificar y clasificar asteroides y otros objetos celestes en el cinturón de Kuiper, seleccionando aquellos de mayor interés para estudios más detallados.
Desde el inicio de esta colaboración en 2004, se han descubierto 263 objetos del cinturón de Kuiper, 11 de los cuales se encuentran más allá de los límites previamente aceptados de esta región. Esta es la primera vez que se observa una cantidad tan significativa de cuerpos celestes “fuera de lugar” en una zona relativamente pequeña, lo que sugiere que podrían formar parte de un segundo anillo, separado del cinturón conocido por una región prácticamente vacía de asteroides.
Si esta hipótesis se confirma, tendría importantes implicaciones para nuestra comprensión del Sistema Solar. Según Fumi Yoshida, coautor de uno de los estudios, estos hallazgos sugieren que la nebulosa solar primitiva, la nube de gas y polvo de la que se originó nuestro sistema planetario, podría haber sido más extensa de lo que se creía. Esto podría alterar la forma en que entendemos los procesos de formación planetaria.
Wes Fraser, autor principal de otro de los estudios, señala que el cinturón de Kuiper siempre ha parecido inusualmente pequeño en comparación con los que rodean a otras estrellas. No obstante, las observaciones realizadas con el telescopio Subaru, que llegaron a los límites más débiles de detección, revelan una cantidad significativa de material a distancias de entre 70 y 90 unidades astronómicas. De confirmarse, este descubrimiento implicaría que el cinturón de Kuiper es más grande y complejo de lo que se ha asumido, lo que lo haría comparable a los discos presentes en otros sistemas estelares.