Investigadores de la Universidad de Hawái y de la Academia China de Ciencias han anunciado el descubrimiento de una posible nueva especie humana: Homo juluensis. Según su estudio, publicado en Nature Communications, esta especie podría arrojar luz sobre la diversidad de los homínidos que habitaron el Asia oriental durante el Cuaternario tardío, un período comprendido entre hace 300,000 y 50,000 años.
Christopher J. Bae y Xiujie Wu han desarrollado un sistema más claro para clasificar los fósiles encontrados en China, Japón, Corea y el sudeste asiático. Este trabajo busca comprender la coexistencia de múltiples especies humanas durante el Cuaternario tardío.
Los fósiles sugieren que Asia oriental presentaba una variabilidad morfológica mayor de lo esperado, resultado de procesos de dispersión y hibridación introgresiva, en lugar de eventos únicos de reemplazo de especies. Este registro incluye otras especies como Homo floresiensis, H. luzonensis y H. longi, a las que ahora se suma H. juluensis.
El estudio sitúa a Homo juluensis en Asia oriental hace unos 300,000 años, con habilidades como:
Cazar en pequeños grupos animales como caballos salvajes.
Fabricar herramientas de piedra.
Trabajar pieles para su supervivencia.
Esta especie habría desaparecido hace aproximadamente 50,000 años. Según los investigadores, H. juluensis representa una categoría para fósiles que no podían asignarse fácilmente a Homo erectus, H. neanderthalensis o H. sapiens.
El estudio plantea que Homo juluensis podría estar relacionado con los misteriosos Denisovianos, conocidos principalmente por pruebas de ADN obtenidas de fósiles hallados en Siberia, Tíbet y Laos. Estas similitudes se basan en características de mandíbulas y dientes, pero los científicos subrayan la necesidad de más investigaciones para confirmar esta conexión.
El descubrimiento de Homo juluensis ayuda a reorganizar el complejo registro fósil de homínidos en Asia y resalta la diversidad de las especies humanas que habitaron el continente. Aunque queda mucho por investigar, este hallazgo amplía nuestra comprensión de la evolución humana y de las relaciones entre las distintas especies que coexistieron en el pasado.