Blue Origin, la compañía aeroespacial fundada por Jeff Bezos, realizó a mediados de mayo su primer lanzamiento tripulado al borde del espacio, marcando su regreso a las misiones después de casi dos años de inactividad. Este hito se produjo en las instalaciones de Van Horn, Texas, utilizando el cohete New Shepard. A pesar de un contratiempo con uno de los paracaídas durante el regreso de la cápsula a la Tierra, la misión logró alcanzar el límite de la atmósfera terrestre a 105,7 kilómetros de altitud.
El vuelo marca un paso importante para Blue Origin tras el fracaso de un lanzamiento no tripulado en 2022. A pesar del percance con el paracaídas, la compañía ya tiene la mirada puesta en su próxima gran misión: el primer vuelo del cohete New Glenn, programado para el 13 de octubre. Este vuelo será desde el complejo de lanzamiento espacial 36 en la estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, Florida.
El debut del New Glenn, que ha sufrido varios retrasos en su desarrollo, será crucial para Blue Origin. Este cohete llevará a bordo dos sondas creadas por Rocket Lab para la misión ESCAPADE de la NASA. La misión ESCAPADE es una iniciativa científica que enviará dos sondas a Marte para estudiar cómo el viento solar interactúa con el entorno magnético del planeta y cómo esta interacción influye en la pérdida de atmósfera marciana. Esta será la primera misión orbital de múltiples naves espaciales a Marte y ofrecerá una comprensión detallada del campo magnético de Marte y sus efectos en el clima espacial del planeta.
La misión ESCAPADE está gestionada por el Laboratorio de Ciencias Espaciales de la Universidad de California, Berkeley, con la colaboración de socios clave como Rocket Lab, el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle, Advanced Space LLC y Blue Origin. Este lanzamiento representa un avance significativo en la exploración espacial y la comprensión del entorno marciano.