Un equipo internacional, que incluye al Instituto de Arqueología de Mérida (IAM), un centro conjunto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Junta de Extremadura, junto con el Laboratorio de Arqueobotánica del Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT-CSIC), ha revelado nuevos datos sobre los asentamientos de los humanos modernos conocidos como cromañones en el interior de la península ibérica. Los resultados, publicados en la revista Science Advances, demuestran la capacidad de estos primeros pobladores para colonizar áreas previamente consideradas inhabitables, lo que reabre el debate sobre la dinámica poblacional del Paleolítico superior en el suroeste de Europa. En particular, los hallazgos en el yacimiento de la Malia (Guadalajara) sugieren repetidos asentamientos en el centro de la península durante este período.
La transición entre la desaparición de los neandertales y la llegada de los cromañones es un periodo crucial en la prehistoria. En algunas partes de Eurasia, ambas especies coexistieron, mientras que en otras, hubo un intervalo sin presencia humana. Estos escenarios fueron influenciados por la disponibilidad de recursos, el clima y las barreras geográficas.
«La península ibérica es crucial para entender la evolución humana, actuando como refugio durante el Paleolítico. Sin embargo, su diversidad geográfica y ecológica probablemente causó un poblamiento desigual», señala Antonio Rodríguez-Hidalgo, investigador del IAM.
Iberia tiene un rico registro arqueológico de este periodo, especialmente en la cornisa cantábrica y en las costas atlántica y mediterránea, con tecnología lítica Auriñaciense, que data de entre 40.000 y 30.000 años.
El centro peninsular, sin embargo, ha sido un enigma. Hasta ahora, no había evidencia de presencia humana entre la migración de los neandertales a la costa hace 42,000 años y los primeros registros del Paleolítico superior de hace 27.000 años. Este vacío de 15,000 años coincidió con un enfriamiento climático severo. Sin embargo, recientes excavaciones, especialmente en el yacimiento de la Malia, desafían esta hipótesis.
Descubierto en 2017, el Abrigo de la Malia ha proporcionado evidencia de ocupación humana entre 36.000 y 31.000 años (Auriñaciense) y entre 27.000 y 25.000 años. Estos hallazgos sugieren repetidos asentamientos durante el Paleolítico superior. Los estudios del sitio indican un cambio climático hacia condiciones más frías y áridas, aunque esto no parece haber afectado significativamente las estrategias de subsistencia de los habitantes.
«Los nuevos datos del Abrigo de la Malia refutan la vieja hipótesis del desierto interior. A pesar de las duras condiciones, los humanos modernos ocuparon el centro de la península ibérica durante el Paleolítico superior», indica Rodríguez-Hidalgo.
El estudio ha sido realizado por un grupo de científicos de varias instituciones nacionales e internacionales, liderados por Nohemi Sala del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana y Adrián Pablos de la Universidad Complutense de Madrid.