En un contexto global de cambio climático cada vez más pronunciado, la industria agrícola enfrenta desafíos críticos que amenazan la seguridad y estabilidad de la producción de alimentos. En la constante búsqueda de remedios para paliar tanto el cambio climático como la sostenibilidad de las producciones, la IA ya empieza a entrar en juego. Empresas como Shepherd’s Grain en Estados Unidos están adoptando medidas proactivas para mitigar los riesgos asociados con la variabilidad climática mediante el uso de tecnología avanzada.
El jefe de Shepherd’s Grain destaca que el clima y sus fluctuaciones representan el mayor riesgo para su empresa. Ante la creciente imprevisibilidad de los patrones climáticos, la compañía ha implementado ClimateAi, un sistema de software impulsado por inteligencia artificial. Este sistema utiliza datos actuales, históricos y proyecciones futuras para ofrecer pronósticos meteorológicos altamente precisos y adaptados localmente, que abarcan desde una hora hasta seis meses en el futuro.
ClimateAi no solo informa sobre cuándo plantar y cosechar cultivos específicos, sino que también predice los rendimientos de manera anticipada. Este enfoque permite a los agricultores de Shepherd’s Grain tomar decisiones informadas y estratégicas en la gestión de sus cultivos de trigo, el principal en la región.
El impacto potencial de estas tecnologías va más allá de la gestión de cultivos. En un entorno global donde la población se proyecta alcanzar los 10 mil millones para 2050, el desarrollo acelerado de nuevas variedades de semillas resilientes al clima se vuelve crucial. ClimateAi facilita a las empresas de semillas evaluar el rendimiento de nuevas variedades en condiciones específicas, ayudando a identificar las ubicaciones óptimas para el cultivo.
Sin embargo, los desafíos persisten. La calidad de los datos y la accesibilidad tecnológica son obstáculos significativos que deben abordarse para maximizar el potencial de la inteligencia artificial en la agricultura. A pesar de estos retos, el uso de la IA en la agricultura promete acelerar el desarrollo de cultivos adaptados a condiciones climáticas extremas, ofreciendo una esperanza crucial en la lucha por la seguridad alimentaria global en un mundo cada vez más cambiante.